jueves, 8 de diciembre de 2011

A partir de mañana...

A partir de mañana, comenzaremos a vivir una nueva etapa como pueblo...
Mucho se habló de Julio Gomez y su Dream Team, término que (más allá de no haber sido acuñado por ellos) resultó agradable a sus oídos. Ahora, es hora de salir a la cancha….
Mañana asumirá Julio Gomez como nuevo intendente de Quines. Y con él sus secretarios: Carlos Acri, Julio Rinaldi, Pascual Andino y Nelson Flores.
Secretarios con ansias de cambiar el Quines en que vivimos y con un buen nombre que han sabido ganarse a través de los años y que hoy ponen en juego.
La única forma de ver si un equipo es bueno es en la cancha. Como dice la sabiduría popular: “En la cancha se ven los pingos”. Por lo tanto, terminó la hora de las palabras y, mañana, comienza la acción. Ojalá, por el bien de todos, estén a la altura de las circunstancias.
Julio Gomez luchó mucho por llegar a ser Intendente y ahora se le presenta una excelente oportunidad, una chance única, una circunstancia notable, una ocasión inigualable.
El pueblo, su pueblo, le ha brindado la chance de quedar en la historia. Para bien, o para mal. Sus proyectos, acciones y logros determinarán el curso de los próximos años para nuestro pueblo. Nada más y nada menos.
Está claro que Quines es un hermoso sueño que muchos han soñado, pero que muy pocos han sido capaces de transformar en viva realidad.
Con el correr del tiempo, Gomez se va a encontrar con diversas situaciones, positivas o adversas... En cualquiera de ambas opciones, no debería olvidarse de soñar, tener fe, esperanza y permanente convicción.
Y tampoco debería olvidarse, el intendente electo, que a la gente le gusta ver a los líderes trabajando. Trabajando mucho... día a día y con honestidad.
Mañana, en el momento más feliz de su carrera política y en uno de los más importantes de su vida, Gomez va a jurar un buen desempeño.
A partir de mañana, tiene 4 años para escribir la historia próxima con la mejor letra.
Confío en que es posible. Desde este espacio, voy a ser el primero en alegrarme.
Pero si así no lo hiciera, que tenga en cuenta que hay un ejército de quinenses atentos y dispuestos a evitar que las nuevas caras, puedan repetir viejos engaños.
Está claro que la historia se escribe en letras rojas. No hay espacio para un nuevo mal gobierno. Hemos tocado fondo. Quines llegó al fondo del pozo. Los resultados de la Auditoría Contable hecha el último miércoles terminará de demostrar lo que todos sabemos.
Pero a la vez, una pequeña luz de esperanza empieza a asomar.
Mañana asume Julio Rolando Gómez... Y después de la peor catástrofe,vuelve a salir el Sol.

sábado, 3 de diciembre de 2011

A una semana, de volver a empezar.

Dentro de una semana jurarán por Dios y la Patria los nuevos encargados de comandar los destinos de este Quines.
Los que se vayan, mientras saquen apurados los últimos papeles del escritorio seguirán escuchando el ruido de las marchas y descontentos sociales que los acompañaron durante buena parte de su malograda gestión.
Los que se van lo hacen desprestigiados, abucheados, despreciados o ignorados por la sociedad que dejó de creerles.
A los que llegan se les advertirá “si así no lo hiciereis, Dios y la Patria os lo demanden”.
Eso sí que muchas veces fue tomar dos santos nombres en vano.
Porque el juicio de Dios llegará como a todos los muertos, pero luego de que la defraudación de la esperanza haya amargado la existencia de los vivos.
Y la Patria, pobre Patria, no tiene jueces que demanden en su nombre la traición a la fe, la violación de la confianza, y la contaminación de la ilusiones que algunos señores practican por costumbre cuando se sientan en sus espacios de poder.
No debiera haber delito peor que el de socavar la creencia en las instituciones. Sin embargo no está escrito ni tiene sanción en el Código Penal.
Debiera ser delito defraudar las expectativas públicas en forma reiterada, pero faltarían jueces que arrojen la primera piedra y tampoco habría tantas cárceles.
Ojalá que los que llegan nos devuelvan la esperanza. De esta manera volveremos, de a poco, al lugar que nos merecemos como pueblo.
Les doy mi voto de confianza. Ojalá no me equivoque; para no tener que esperar resignado, una vez más, que Dios y la Patria al menos se lo perdonen.