miércoles, 17 de agosto de 2011

ASI SE CONSTRUYE UN CANDIDATO

Julio Gomez depuró su imagen negativa, actuó estrategicamente, se mostró como la opción de cambio y potenció sus virtudes. En esta nota, algunas de las bases del triunfo del domingo.

Poco a poco, Julio Gomez se construyó a sí mismo como la figura capaz de resumir el hartazgo de la sociedad tras ocho años de Walter. Confluyó en él el voto castigo, y él se limitó a expresar un sentido común contrario al de Gatica.
El mensaje mezcló institucionalidad, la idea del respeto y del fin de la corrupción y una genérica promesa de prosperidad. El candidato prometió, como mínimo, terminar con la corrupción y consiguió dar la sensación de que la prolijidad puede ser una buena base de partida.
Como buen empresario (y como buen político), Gómez fue útil para detectar lo que le servía y le beneficiaba. Se mantuvo dentro del Compromiso Federal aún cuando pudo haberse lanzado desde otro sector político; buscó un equipo de gente sin pasado en la política, al que instaló en la sociedad como un Dream Team, sumó punteros en las barriadas populares, mantuvo una buena relación con los medios y en su discurso recibió un eco importante en el voto independiente. Amplió, luego, su discurso hacia los jóvenes, las mujeres, los sectores sensibles a los derechos humanos y los comerciantes.
Se dio cuenta que oponerse a Alvarez, y situarse siempre en una vereda diferente, le convenía… Y tuvo claro que la única forma de ganarle al aparato, era situarse en el sitial de “único capaz de ganarle a Peteco”. La caravana multitudinaria del cierre de campaña y el movimiento en la sede de las últimas horas, terminó de atraer al voto volátil y al voto útil.
Gomez nunca fue precisamente un outsider de la política, pero en todo caso jamás había llegado a estar en la primera línea. Su función no había sido tejer, sino acompañar y por lo tanto ante el imaginario colectivo, Gomez no había estado nunca en medio del incendio de la última década.

El triunfo de Gomez afianzó el voto independiente por sobre la fidelidad a un partido, ya que recibió votos de sectores opositores.
Está claro que el voto que hizo vencedor de la interna a Julio Gomez fue sobre todo un voto al candidato y a su propuesta, con una fuerte proporción del voto independiente. También fueron votos pensados para botar (de una patada) a Walter Gatica y Sergio Alvarez.

No fue tarea sencilla la que se propuso Gómez. Tuvo que depurar la imagen negativa que tenía en un sector importante de la sociedad y se mostró seguro y con un plan. No dudó nunca y pareció tener la solución a todos los males.
Se dió cuenta que luego de años donde solo jugaban unos pocos, era el momento de hacer partícipes a todos en la propuesta de campo.
Sacó un as debajo su manga, llamado Rubén Jurado y consolidó mediaticamente su imagen de empresario exitoso, capaz, voluntarioso y trabajador.
Lo que si está claro es que Julio Rolando Gomez es inteligente, autoexigente y no se da por vencido facilmente.
Desde el domingo podría suponerse que muchas de esas características habrán quedado potenciadas por los resultados, por lo que, más que nunca, Gomez puede considerar que el triunfo es en buena medida suyo.
Sin embargo, también tiene que tener en claro que muchos de los votos en la interna son volátiles y perfectamente (eliminado lo que algunos veían como el mal mayor) pueden volver al partido desde donde partieron. Además, está claro que luego de una interna durísima han quedado cicatrices imposibles de cerrar.
Ante todo esto, Julio Gómez estará obligado a negociar más que nunca y a pensar nuevas estrategias.
Aunque uno supone, después de verlo actuar en esta última campaña, que Gomez no habrá perdido tiempo y ya estará focalizando su energía en eso.