lunes, 8 de agosto de 2011

LAS CARTAS SOBRE LA MESA



De a poco va terminando el tiempo de las acciones… Faltan solo cuatro días de campaña. Hoy, mañana, el miércoles y el jueves. El viernes ya es tiempo de veda: nada de propaganda, adiós a los actos, silencio de radio. En cuatro días los candidatos a Intendente tienen la difícil tarea de destrabar el pelotón que marcha en punta sin que la aritmética termine derrotando a la política. Los electores más pobres son un gran escenario de pelea. Los progres, otro menor. Pero esta vez cada centésimo cuenta.
Lo que desvela a los postulantes a la intendencia no es la engañosa categoría de indecisos (que son muy pocos), sino una cantidad inédita de votantes que van pasando de candidato en candidato hasta último momento. Como hay fragmentación y no una elección polarizada al estilo años anteriores, esos cambios hacen que por primera vez sea mucho más claro el análisis que el pronóstico.
Nunca como en estas elecciones el voto fue tan volátil. Y no se trata de indecisos, sino de gente que cambia el voto en el último tramo, incluso más de una vez. Este fenómeno produce vértigo en los candidatos y mareos en los encuestadores, y convierte a las elecciones del domingo en las de resultado más incierto.
Los volátiles no van más a unos que a otros. Simplemente vuelan. Seguirán volando hasta el domingo.
Los candidatos han venido formulando numerosas propuestas para intentar sacar una luz de ventaja sobre sus oponentes a sólo una semana de las elecciones. Saben que para lograrlo lo mejor es prometer lo que la mayoría de la población desea.
Lo que sí aflora como una conclusión unánime es que se trata de la elección más pareja y más difícil de pronosticar de la historia de las dos últimas décadas. Nunca hubo tanta incertidumbre ni tantos candidatos que pueden subir y bajar en apenas seis días.